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sábado, 30 de noviembre de 2013

El tiempo pasa hasta para nuestras palabras


Con el tiempo, el significado de muchas palabras va evolucionando. En efecto, a medida que las condiciones sociales y culturales van evolucionando y modernizándose, muchas palabras van cambiando igualmente. Se distingue varios tipos de variaciones de significado: el cambio de significado, la ampliación o extensión del área significativa, el uso figurado, el ennoblecimiento y el envilecimiento.

I - El cambio de significado


Es lo que sucede cuando una palabra pierde su sentido originario para adoptar otro significado completamente diferente.


Obviamente, la palabra 'chungo' ha adoptado un significado completamente distinto. Si nos fijamos, su sentido actual no tiene ninguna correlación con su sentido originario.


II - La ampliación o extensión del área significativa


Es el reforzamiento o la ampliación del significado originario de una palabra.


Con el tiempo, la palabra resaca ha adquirido muchos más significados: se ha abierto a otros campos semánticos.


III - Uso figurado

Se produce cuando el uso de una palabra pasa a ser figurado.



Hoy en día se utiliza el sustantivo ‘rabia’ para expresar un estado de gran cólera. 


IV - El ennoblecimiento


Es cuando una palabra pierde su sentido peyorativo anterior para adoptar connotaciones positivas.


V - El envilecimiento


Sucede cuando una palabra pierde sus connotaciones positivas para adquirir un sentido peyorativo.


Son dos significados con características comunes. Sin embargo, el sustantivo ‘maricón’ ha pasado a ser un insulto.




Como hemos visto, a través del tiempo algunas palabras adoptan nuevos significados. Estos cambios se explican por la evolución de la cultura y por la influencia de otros países. Por ejemplo, la palabra 'bizarro' antes significaba 'generoso' o 'valiente', y ahora, con la influencia del inglés y del francés, este adjetivo ha pasado a significar 'raro' o 'extraño'. Generalmente, estos cambios hacen que el lenguaje se enriquezca; sin embargo, podemos percibir que el léxico básico permanece inalterado en la evolución histórica.

martes, 26 de noviembre de 2013

De cajón


Cuando nos levantamos después de dormir al menos 10 horas seguidas no dudamos en decir que hemos dormido a pierna suelta y al pasarnos de la raya a nadie se le olvida ponernos los puntos sobre las íes. Y espero que a nadie se le pase nada por estar pensando en las musarañas. Bueno, bueno, no me arméis la marimorena y sigamos con la entrada.

Como podemos ver todos los días desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, somos acosados por aquello a lo que llamamos expresiones populares.

¿¡Expresiones qué!? Sí, EXPRESIONES POPULARES.

Las expresiones populares son un conjunto de palabras que expresan algo que no coincide con su sentido literal. Pero esto no acaba aquí, sino que detrás de cada una de estas expresiones que tan inocentes nos pueden parecer hay una gran anécdota.


Debemos tener en cuenta que el uso de estas frases dentro de una comunidad refleja su forma de expresarse, pero también, a partir de estas, podemos sumergirnos en los valores, las actitudes y las conductas de una sociedad  y, asimismo, adentrarnos en su cultura.

Y después de esta breve introducción, veamos si teníamos razón con eso de las historias curiosas. 


Me lo ha contado un pajarito

"Me lo ha contado un pajarito"
Todas nuestras madres nos han dicho alguna vez la expresión "me lo ha contado un pajarito". De pequeños quizá podríamos haber pensado que realmente había un pájaro que le revelaba todas nuestras travesuras a nuestra madre. Hoy, por fin, después de tanto tiempo, desenmascararemos a ese pájaro misterioso.

La historia se remonta a la Biblia, donde en el capítulo X de Eclesiastés podemos leer: "Ni en los secretos de tu cámara digas mal del rico, porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra".

Más tarde aparece dentro del cuento de Las mil y una noches: en la "Historia de las dos hermanas" hay un pájaro verde que habla y revela al Sultán el verdadero origen de los príncipes Bahman, Perviz y de la princesa Parizada.

Finalmente, nuestro tercer pajarito lo encontramos en el siglo IX. Una paloma blanca llegó volando desde Inglaterra a Roma y se posó en el altar de San Pedro, donde depositó un pequeño rollo de pergamino en el que se refería el martirio que acababa de sufrir San Kenelm.

Vérsele a uno el plumero

Se trata de una frase muy generalizada que significa "asomar la oreja en cuestiones políticas". 

José Mª Iribarren nos explica que "constituye una alusión, no al utensilio de limpieza llamado plumero, sino al penacho de plumas que coronaba el morrión de los voluntarios de la Milicia Nacional, la que nació el año 1820 para defender los principios liberales y progresistas, y fue disuelta y desarmada por el Ministerio González Bravo".

Esta expresión solía ser utilizada en los periódicos conservadores de final de siglo refiriéndose a los políticos "que asomaban la oreja liberal".
"Vérsele a uno el plumero"


Estar a dos velas

Según Sbarbi, en su Gran Diccionario de Refranes, procede del acto de apagar todas las luces menos dos después de cada función religiosa. Como estas alumbraban poco para el espacio tan grande de  las iglesias, se quedaban tristes y apagadas. Esa sensación que daban las velas se comprara con el ánimo del individuo que no tiene dinero.

Como podemos ver, equivaldría a aquella persona que no tiene dinero o a aquella que carece de toda clase de recursos. 




Debemos saber que las expresiones populares no acaban aquí, existen miles y miles de expresiones curiosas que utilizamos día a día sin conocer su origen. Con estas curiosidades te invitamos a que sigas investigando en la página Fundación lengua, donde te encontrarás estas y muchísimas más expresiones que seguro que te acabarán sorprendiendo.

Del Olimpo a la Tierra

En nuestro día a día empleamos miles de palabras, pero seguro que nunca nos llegamos a plantear cuál es su origen o qué hay detrás de ellas. Si lo hiciéramos, descubriríamos que algunas de ellas esconden historias fascinantes, ya sean reales o legendarias. Al hilo de esto…¿sabéis algo de mitología y cultura grecorromana?

Atlas, Boris Vallejo.

Todos recordaremos haber hojeado algún enorme atlas en clase de geografía, pero...¿qué o quién es atlas? Atlas fue nada más y nada menos que uno de los terribles titanes que intentó derrotar a los dioses del Olimpo. Al fracasar, fue condenado por Zeus a sostener sobre sus hombros el peso del mundo. Como vemos, al igual que este titán soporta el peso de la Tierra, un atlas recoge los mapas del mundo.  
Según el DRAE, un mentor es un consejero o guía; y, si nos trasladamos a la mitología, no iremos mucho más lejos: en uno de los episodios de la Odisea vemos cómo Ulises, el héroe, inicia su marcha hacia la guerra de Troya; este, no queriendo dejar desprovisto a su hijo Telémaco, le encomienda su educación a su compañero Méntor.

Pasando de la educación a la diversión, estamos seguros de que, de niños, alguna vez habéis jugado a polis y cacos, ¿verdad? Está claro qué es un policía, pero…¿un caco? En la Eneida, Caco era un gigante que, aprovechando que Heracles se había dormido cerca de su cueva, robó cuatro parejas de bueyes de su ganado.

Ahora que ya somos mayores, habremos asistido a alguna especie de bacanal; y es interesante saber que la palabra bacanal proviene de Baco, el dios del vino y el inspirador de la locura ritual y del éxtasis. ¿Qué, os apetece un chatejo de vino? 

Pensándolo bien, ese vinito debería ir acompañado de buena música, y nada mejor que escuchar a un buen orfeón. Esta palabra se la debemos a Orfeo, que, según se murmuraba, era capaz de dormir a las fieras y de tranquilizar el alma de los hombres con su lira.

Orfeo con su viola, Cesare Gennari.
Ya para completar la velada, no podría faltar un buen fuego para asar un buen chuletón y…a propósito de esto, ¿sabéis quién era el dios del fuego? Para los romanos, Vulcano. Este personaje era el herrero de los dioses y héroes, y se creía que su lugar de trabajo se situaba bajo el Monte Etna; de ahí que hoy conozcamos la palabra volcán.

Sin separarnos de las llamas, también podemos haber oído alguna vez la expresión ¡Que arda Troya!, que está muy relacionada con la guerra de Troya: cuando los griegos pudieron entrar en esta ciudad gracias al famoso caballo de madera, el rey Menelao mandó incendiar la ciudad con el grito de esta misma frase.  Tanto en este contexto como en su uso actual vemos implícito el propósito de hacer algo sin reparar en las consecuencias. 

Pero, ¿cómo se originó la guerra de Troya? Cuenta la leyenda que el inicio está en la llamada manzana de la discordia: la diosa Eris fue la única que no fue invitada a la boda de Tetis y Peleo y, como venganza, asistió y ofreció una manzana dorada “a la mujer más bella”. Ante esto, empezó una disputa entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita; y Zeus finalmente decidió que fuera Paris, el príncipe de Troya, quien eligiera cuál era más bella de las tres. Cuando tuvo que elegir, cada una de ellas le ofreció un presente para intentar convencerlo: Hera le proporcionaba todo el poder del mundo; Atenea, la sabiduría para ganar todas las batallas; y Afrodita, a la mujer más bella, que era la esposa del rey espartano Menelao: Helena. Paris eligió a Afrodita y, cuando pasó por Esparta, raptó a Helena. Este suceso fue el que  ocasionó la desgracia para todo su pueblo, que entró en batalla y fue vencido por los espartanos. 
Ahora, cada vez que empleemos el sintagma manzana de la discordia, que se refiere a algo que provoca discrepancia en las opiniones, nos acordaremos de la malvada Eris.

El juicio de Paris, Rubens.

A pesar de que los troyanos acabaron derrotados, no fueron los únicos que sufrieron la muerte de grandes guerreros; de hecho, los griegos (espartanos) perdieron a su mejor combatiente, Aquiles. De la historia de Aquiles deriva nuestra expresión ser el talón de Aquiles (de alguien), es decir, ser el punto débil de una persona: cuando el héroe nació, su madre intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en el río Estigia; sin embargo, el talón por el que lo sostenía no se sumergió y se convirtió en su única parte mortal. Entonces, durante la guerra, Paris le lanzó una flecha envenenada en este punto y murió.



Como hemos podido comprobar, las palabras son capaces de llevarnos de vuelta al Olimpo... 







Salam aleykoum

A lo largo del tiempo, la lengua española ha evolucionado de manera muy rápida debido a su herencia histórica y sociocultural. De hecho, puesto que el español es una lengua vehicular, ha adoptado numerosas palabras de la lengua árabe. Podemos encontrar más de cuatro mil vocablos en esta lengua, que forman el 8% del total: se trata de los arabismos. 
Esta confluencia lingüística existente desde la Época Medieval (Al Andalus) ha originado una creencia errónea: ni todos los arabismos contienen el prefijo -al, ni todos los términos que lo contienen son de origen árabe. 

Los arabismos se presentan a través de muchos aspectos, tanto de la vida cotidiana como de ámbitos particulares.

A nivel general, podemos destacar algunas palabras de la vida cotidiana:

           *Así, el famoso autor Juan Goytisolo ha titulado su obra Makbara, que significa tumba en árabe.


A nivel toponímico, también podemos encontrar espacios naturales, barrios y ciudades de nomenclatura árabe:


Podríamos seguir alargando esta lista, pero ahora nos centraremos en otros puntos más interesantes:

En un primer momento, a nadie se le ocurre pensar que tengan etimología árabe los apellidos Herrera o De Luna; y es por eso por lo que no te debes perder este apartado de antroponimia, ¡quién sabe si descubres la etimología de tu nombre!

Así como encontramos nombres con etimología árabe (Aída, Adela, Mahoma o Leila), puede que nos tropecemos con un nombre propiamente árabe sin saberlo: ¿sabéis quién es Soraya Sáenz de Santamaría? o ¿conocéis a alguna Mariam o Naima? Pues sí, señores, son nombres totalmente árabes que, a causa del uso generalizado, han ‘perdido’ su verdadero origen.

Por otro lado, encontramos un amplio léxico a nivel sociocultural con la adopción de palabras de la lengua árabe: por ejemplo, en el ámbito jurídico-religioso, se destacan palabras como califa, harén, mameluco, alquibla, almuédano, sultán, alamín, emir, azaque, alfaquí, imam o imán, jeque…

Además de todo esto, a nivel científico podemos destacar algunas ciencias como las matemáticas, la astronomía, la medicina, la farmacología y la química, que incluyen palabras sin ningún paralelismo léxico en español:


A través de este pequeño repaso de los arabismos, constatamos que la lengua española no está excluida de herencias léxicas extranjeras, sino todo lo contrario; y, además, son de vital importancia porque le proporcionan al español su extraordinaria riqueza.
Las palabras, las letras, los nombres, los metales, las flores… tienen una historia universal creada, en parte, por el trabajo de hombres y mujeres de otras lenguas y culturas: personas que hacen crecer a España cultivando sus diferencias. De hecho, crecemos gracias a nuestras diferencias, no crecer es ser indiferente y ser indiferente es la muerte, que, por cierto, proviene del árabe mât


¡Para poder disfrutar de todas las palabras árabes o de etimología árabe, ¡clicad en este link!




lunes, 25 de noviembre de 2013

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Este afán de devolver a la sociedad el gusto por la lengua es el principal motivo por el que estamos construyendo este blog. Nuestra mente es como un cajón (de)sastre que, tanto si pertenece a un sastre como si está desastre, igualmente se encuentra repleto de objetos diferentes. Las palabras son la llave con la que abrimos desde la más insignificante puerta hasta la más grandiosa; así que, nunca olvidéis las sabias palabras de Ludwig Wittgensteinlos límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.