Páginas

martes, 10 de diciembre de 2013

Sexismo lingüístico

El sexismo lingüístico se define como una discriminación a alguien (normalmente, a las mujeres) por pertenecer a un determinado sexo.





Hasta los años 60, la desigualdad social no se tenía en cuenta y la educación la consideraba como una forma de garantizar la igualdad de oportunidades. Por ende, las capacidades del individuo determinarían su nivel de estudios. En los años 70, una crisis económica destapa el fracaso escolar fruto de las desigualdades existentes entre los grupos sociales. Todo esto conllevará, en los años 80, una investigación sobre el sexismo lingüístico en las aulas.

Según Soledad de Andrés Castellanos: “el sexismo sí está en las palabras; está presente en los hechos, en las realidades cotidianas, en los derechos de los individuos y en las leyes, pero también en el lenguaje, en las palabras... Y negarlo no va a contribuir a desterrarlo de nuestra sociedad”. De la misma manera que los policías deben erradicar la violencia en las calles, los lingüistas deberán denunciar el sexismo lingüístico para corregir sus fallos. El trabajo del lingüista es buscar qué recursos usa este lenguaje y hallar unos procedimientos adecuados para evitarlos.


¿Qué significa buscar recursos?



En los últimos años, debido al auge del uso del lenguaje políticamente correcto, se está extendiendo la necesidad de hacer explícita la alusión a ambos sexos. Partiendo del principio de economía lingüística, ha comenzado a extenderse el uso del símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar las dos formas del sustantivo, ya que este signo incluye a su vez las vocales a y o.

Según la RAE, el uso de la arroba es inadmisible puesto que no es un signo lingüístico. Además, afirma que en muchos casos se producen graves errores gramaticales. La propia RAE nos pone el ejemplo de *Día del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño.

El empleo de la arroba es muy frecuente en partidos políticos de izquierdas, movimientos asociativos, prensa joven... y hay que enfatizar que la utilización de este elemento por parte de los partidos políticos forma parte de un intento de darse un aire de modernidad y progresismo.

Otro elemento muy polémico dentro de la igualdad lingüística es el uso o no de las repeticiones. La Academia (de nuevo) rechaza la propuesta de las feministas apelando a que “atentan contra las reglas de la economía lingüística y la estética del mismo”. Este recurso también es criticado por parte de la sociedad en general, pues, para que todos nos sintamos englobados, una palabra no se debería transformar en tres. Partiendo de este segundo rechazo se propone el uso de neutros:
  • Los nombres colectivos: en vez de profesores utilizar profesorado.
  • El uso de perífrasis: la persona demandante en vez de el demandante.
  • Las construcciones metonímicas: la tercera edad en vez de los ancianos.
  • La omisión de determinantes o el empleo de determinantes sin marca de género: cada contribuyente, en lugar de los contribuyentes.
  • El uso de formas personales genéricas o formas no personales de los verbos: es preciso atender más por es preciso que el alumno atienda más.

¿Qué efectos tiene la Real Académia Española de la Lengua?



La RAE acepta el sexismo lingüístico. Según esta, su aprobación no depende de ella, sino del uso que se tenga de los distintos términos. Es decir, la RAE no impone ningún cambio, simplemente, está atenta a su uso. En los últimos tiempos, la importancia social de la mujer ha aumentado, y eso se ha visto reflejado en el ámbito laboral en la aparición de formas femeninas para trabajos en los que solo había forma masculina. Al principio, el hecho de que pudiese aplicarse tanto a hombres como a mujeres no aparecía figurado en las definiciones; sin embargo, la RAE las admite gracias a la presión de la sociedad.

En épocas anteriores, el oficio de médico solo se desempeñaba por hombres pero, actualmente, tanto hombres como mujeres (o tanto mujeres como hombres) pueden ejercer como médicos. Finalmente, tras mucho esfuerzo por dar visibilidad a la mujer, la RAE ha decidido recoger el término médica para definir a la “persona legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina”.

No sucede lo mismo con el término presidenta. Hasta hace unos años las mujeres no tenían derecho a votar y, mucho menos, a presidir un país. En la actualidad, la RAE ha aceptado la variante de presidenta para definir a la cabeza de gobierno. También se suele usar la forma mujer presidenta. Según Fundéu, “el sustantivo mujer resulta innecesario dado que el género ya está marcado por el artículo femenino la”. Esta marcación del femenino se debe a que la mayoría de presidentes son hombres y se señala con la intención de dar énfasis.

Pero no todo son profesiones, también existen ciertas entradas en el DRAE que reflejan cierto grado de sexismo. Para dar cuenta de ello podemos ver este vídeo:




Conclusión

Habiendo visto cómo trata la RAE el tema de las mujeres, parece que está costando mucho darles visibilidad. Gran parte de esto viene influenciado por los académicos: la mayoría de estos son mayores y tienen una ideología más bien arcaica, y esto conlleva que cualquier cambio sea toda una revolución dentro de este ámbito. A través de las nuevas incorporaciones se irá creando un nuevo punto de vista más abierto y globalizado entre los dos géneros. Debemos tener en cuenta que son pocas las mujeres académicas, pero su número cada vez va aumentando.

Prevenir el sexismo lingüístico no significa eliminar del diccionario todos aquellos elementos que sean peyorativos en las mujeres. Hay que tener en cuenta que existe la necesidad de añadir al diccionario los significados negativos que se usen dentro de una sociedad. Lo que debemos hacer es usar el lenguaje de una manera más cuidada si hubiese problemas de mala interpretación. 

Finalmente, deberíamos señalar que el lenguaje no es sexista, sino su uso y la intención que haya detrás de él. Decir que el lenguaje es sexista es como decir que los colores son sexistas: los colores son neutros, su empleo con unos determinados fines es lo que los hace ser sexistas. Existe una manipulación por parte de la sociedad para conseguir ciertos objetivos que no tienen que ver ni con el lenguaje ni con la incorporación de la mujer a la sociedad.

“El lenguaje políticamente correcto no es un problema de forma sino de fondo. No es el lenguaje lo que va a hacer que la mujer se incorpore o no dentro de la sociedad. Si no hay descriminación, el lenguaje no lo expresará”

1 comentario: